El estrés no se queda en casa; nos sigue al trabajo, condicionando nuestras interacciones, nuestra productividad y nuestro sentido de pertenencia. Cada vez más, el hecho de tener un lugar de trabajo saludable e inclusivo no es simplemente un «plus», sino que se ha convertido en la piedra angular para fomentar la confianza, impulsar el compromiso y generar un ambiente laboral en el que todo el mundo pueda crecer y progresar. Sin embargo, instaurar este tipo de mentalidad requiere un esfuerzo consciente tanto por parte de los empleados como de sus empleadores. Veamos qué medidas pueden adoptar ambas partes para generar un lugar de trabajo en donde cada uno se sienta respaldado y empoderado.
Hágase cargo de su propio bienestar
Adopte una mentalidad abierta y comunicativa
Lo primero para tener un lugar de trabajo positivo es mantener una comunicación abierta y sincera. Comparta sus inquietudes, ya sea que se trate de la carga de trabajo, la cultura de la oficina o su salud mental. Ello fomenta la cooperación y saca a la luz los problemas. El diálogo abierto le permite a sus jefes y colegas entender mejor su punto de vista y ofrecerle soluciones.
Aproveche los recursos a su disposición
Muchas empresas ofrecen herramientas y programas diseñados específicamente para ayudar a los empleados, como por ejemplo los Programas de Asistencia al Empleado (EAP). Estos recursos brindan acceso confidencial a terapeutas homologados, asesores financieros y otros expertos que pueden ayudarle a afrontar diversos problemas personales o profesionales. Conozca estos recursos y úselos de forma activa.
Celebremos la diversidad y la inclusión
La verdadera inclusión requiere que cada uno de nosotros acepte de buen grado las diferencias. Intente de a poco conocer los orígenes, los puntos de vista y las vivencias de sus compañeros de trabajo. Fomente la inclusión mediante una cooperación respetuosa, haciendo que todos se sientan valorados por lo que son.
Autogestión: equilibrio entre la vida familiar y el trabajo
El equilibrio entre la vida laboral y familiar no tiene por qué ser un mero eslogan, sino que hay que ponerlo en práctica. Priorice las actividades que renueven sus energías, como hacer ejercicio, disfrutar un pasatiempo o pasar un rato en familia. Una mente bien descansada es más perspicaz y está mejor preparada para participar en una jornada laboral productiva.
Liderar con prudencia y claridad: medidas para los empleadores
Cómo establecer la confianza con el ejemplo
Para un entorno de trabajo saludable es fundamental poder acceder a la atención médica. Implementar programas como los EAP demuestra su compromiso con el bienestar de sus empleados. Más que limitarse a ofrecer estos programas, es igual de importante que haga todo lo que esté a su alcance para fomentar y normalizar su uso. Los recordatorios frecuentes, las conversaciones abiertas y la participación visible de los directivos le demuestran a su equipo que estos recursos no son meras palabras.
Capacite a los gerentes para que sepan identificar las señales de tensión en el ambiente
El estrés puede aparecer sin avisar, y cada persona lo manifiesta de distintas maneras. Puede manifestarse en forma de retrasos en los plazos, falta de compromiso o relaciones tensas. Capacite a los gerentes para detectar a tiempo estas señales e indique a los miembros del equipo qué recursos tienen a su disposición para mitigar los efectos del estrés. Si bien los gerentes no son psicólogos, su consejo puede guiar a la persona para recibir la ayuda que precisa.
Priorice la inclusión en todos los niveles
Un lugar de trabajo inclusivo fomenta normas y prácticas que respetan la diversidad. Desde el proceso de contratación hasta las actividades diarias, procure que todo el mundo, sin distinción de sexo, raza, edad o procedencia, se sienta escuchado y valorado. Ofrezca oportunidades a los empleados para que compartan sus puntos de vista y celebre sus aportes culturales.
Mida la repercusión y actúe en consecuencia
Los entornos de trabajo saludables son muy adaptables y evolucionan con las necesidades de los equipos que componen la empresa. Hacer encuestas con regularidad, recabar opiniones y hacer un seguimiento del uso de programas como los EAP puede servir para saber qué funciona y qué hay que mejorar. Recuerde la meta es progresar, no la perfección. La flexibilidad y la capacidad de respuesta son factores fundamentales.
Tender puentes basados en la cooperación
Generar un entorno de trabajo sano e inclusivo no es responsabilidad exclusiva ni de los empleados ni de los empleadores, sino que exige colaboración de ambas partes. Cuando ambas partes participan de forma activa, el lugar de trabajo se transforma en un espacio en el que todos se sienten apoyados, los equipos funcionan mejor y los objetivos de la organización se alinean con naturalidad.
Instaurar una cultura de cuidado y bienestar no consiste solo en reducir el estrés o evitar el agotamiento, sino en crear un lugar de trabajo en el que todos se sientan a gusto. Ya sea mediante una comunicación abierta, acciones de apoyo o un compromiso compartido con la inclusión, un mejor entorno de trabajo depende de cada uno de nosotros.