La vida está llena de giros inesperados, algunos alegres y otros no tanto. Pero, ¿qué hace la diferencia entre sentirse derrotado para siempre y volver a levantarse para enfrentar otro día? La respuesta es la resiliencia.
La resiliencia no se trata de no sentir nunca estrés, tristeza o frustración. Se trata de su capacidad para adaptarse, recuperarse y crecer ante cualquier adversidad que la vida le presente. Al igual que un músculo, la resiliencia se puede fortalecer con práctica y atención.
Por qué la resiliencia es importante
La resiliencia ayuda a capear tormentas grandes y pequeñas. Ya sea que esté enfrentando un desafío en el trabajo, un cambio importante en la vida o simplemente los obstáculos cotidianos de la vida, ser resiliente significa estar más preparado para manejar los momentos difíciles y salir de ellos más fuerte.
Las personas resilientes con frecuencia experimentan:
- Mejor bienestar mental y emocional
- Mejores relaciones y mejor comunicación
- Mayor confianza para manejar el estrés y los reveses
- Mayor motivación para alcanzar metas personales y profesionales
¿Cómo desarrollar resiliencia?
¿La buena noticia? La resiliencia no es algo con lo que uno nace. Es una habilidad que puede desarrollar con el tiempo. A continuación se indican algunas formas de comenzar:
1. Conéctese con otras personas
Las relaciones sólidas pueden marcar la diferencia. Contacte a familiares, amigos o compañeros de trabajo cuando necesite apoyo. Incluso una breve plática con una persona de confianza puede ayudarle a sentirse menos solo y más firme.
2. Cuide su cuerpo
Su salud física juega un papel importante en la forma en que enfrenta el estrés. Intente dormir de manera consistente, comer comidas equilibradas y hacer tiempo para moverse, ya sea una caminata alrededor de la cuadra o bailar en la cocina.
3. Preste atención a sus pensamientos
Es fácil caer en pensamientos negativos durante tiempos difíciles. Cuando note tendencias poco constructivas (p. ej., “nunca superaré esto”), haga una pausa y pregúntese si hay otra forma de ver la situación. A veces, simplemente reconocer sus pensamientos le da espacio para replantearlos.
4. Practique la resolución de problemas
Cuando se enfrente a un desafío, divídalo en pasos pequeños y manejables. ¿Qué es lo que puede hacer hoy para seguir adelante? Y no olvide celebrar los pequeños triunfos que vaya consiguiendo a lo largo del camino: ¡al final se suman!
5. Concéntrese en lo que puede controlar
Cuando la vida se siente abrumadora, es útil concentrarse en las cosas que están a nuestro alcance. Esto podría significar crear una rutina diaria, fijar límites en cuanto a su tiempo o solo respirar profundamente cuando sienta estrés.
6. Adopte la flexibilidad
Las cosas no siempre salen según lo planeado. Las personas resilientes adaptan su enfoque cuando es necesario, y no se juzgan duramente por hacerlo. Dese permiso para cambiar de rumbo.
Para obtener más consejos sobre cómo cambiar su mentalidad hacia la positividad y prepararse para la resiliencia, consulte su Programa de Asistencia al Empleado (EAP) de Uprise Health para obtener cursos autoguiados y recursos adicionales.
A medida que experimente los altibajos de la vida, recuerde que la resiliencia no se construye de la noche a la mañana: es una práctica, fortalecida con cada pequeño paso intencional. Es aceptable tener días o semanas difíciles. Concédase simpatía propia, siendo consciente de que lo más importante es vivir para uno mismo, incluso cuando las cosas son difíciles. Priorizar su bienestar, desafiar los pensamientos negativos, dividir los grandes problemas en acciones manejables y ser flexible frente al cambio son herramientas poderosas en su conjunto de herramientas de resiliencia. Sobre todo, dese crédito por cada esfuerzo, no importa cuán pequeño sea. Cada elección que haga para cuidar su mente y tu cuerpo es un triunfo que vale la pena celebrar para lograr una versión más fuerte y más adaptable de sí mismo.