La innovación no radica solo en los grandes avances o descubrimientos. Se trata de reinventar la forma en que trabajamos, nos relacionamos con los demás y nos apoyamos mutuamente, sobre todo en lo que respecta a la salud mental.
Por qué es importante pensar de forma innovadora
Aunque solemos pensar en el trabajo como un lugar en el que hay que hacer cosas, cumplir un horario o un medio para alcanzar un fin, también puede ser una plataforma para el crecimiento, la colaboración y la transformación. Pensar de manera innovadora es lo que convierte a los equipos ordinarios en auténticos pioneros. Es la chispa que impulsa nuevas soluciones, avances inesperados y una cultura empresarial dinámica.
Cómo promover una cultura de la innovación
Las empresas que fomentan las nuevas ideas y el pensamiento flexible crean entornos en los que las personas se sienten valoradas y empoderadas. Fomentar el pensamiento innovador significa empoderar a todo el mundo para que comparta sus ideas, cuestione supuestos y pruebe nuevos enfoques. A continuación le presentamos algunas ideas sobre cómo fomentar la creatividad en su trabajo:
- Sea curioso: Haga preguntas y plantee situaciones hipotéticas. Anime a los miembros del equipo a investigar nuevas herramientas, métodos o procesos, incluso si parecen poco ortodoxos. La curiosidad abre las puertas a posibilidades inesperadas.
- Celebre la diversidad de puntos de vista: la innovación florece cuando personas de distintos perfiles y opiniones colaboran entre sí. Pida opiniones a colegas de otros departamentos o puestos. Organice una charla informal entre varios equipos para compartir ideas. A veces, las mejores provienen de lugares inesperados.
- Naturalice la experimentación: cree un espacio seguro donde el fracaso no sea mal visto. No todas las ideas van a funcionar, ¡y es normal que así sea! Cuando el fracaso se ve como parte del proceso, las personas son más propensas a asumir riesgos creativos.
Estrategias para fomentar el pensamiento innovador
¿En qué consiste la innovación en la práctica? A veces consiste en un pequeño cambio, como un nuevo formato de reunión que deje más espacio para el debate o un enfoque renovado a partir del cual expresar un punto de vista. Si bien puede que se le ocurra una idea revolucionaria, ese momento de inspiración no siempre llega. Adopte hábitos y herramientas prácticas para que el pensamiento innovador se convierta en parte de su rutina diaria. A veces, las ideas más innovadoras surgen de los lugares más inesperados.
Redefina los problemas como oportunidades
Cuando se enfrente a un problema difícil, deténgase y replantéelo. En lugar de preguntarse «¿Cómo hacemos para solucionar esto?», diga «¿Qué nueva oportunidad nos ofrece este problema?». Una mentalidad diferente puede transformar los obstáculos en puntos de partida para nuevas ideas.
Combine sus sesiones de lluvia de ideas
- Ponga un cronómetro y aliente el intercambio relámpago de ideas. Al principio, busque cantidad en lugar de calidad.
- Pruebe con una «lluvia de ideas silenciosa», en la que cada uno escribe sus ideas por separado antes de compartirlas con el resto del grupo. Esto garantiza que se escuchen todas las voces.
- Alterne el papel de facilitador para que los distintos integrantes del equipo aporten su propio estilo a la lluvia de ideas. Nuevos liderazgos puede dar lugar a nuevas ideas.
De la bienvenida a las opiniones de los demás
Escuchar los puntos de vista de los demás nos ayuda a crecer y mejorar. Desde un principio, pídale a los integrantes que expresen sus opiniones y que lo hagan con frecuencia. Use preguntas de final abierto para propiciar un debate más profundo:
- ¿Qué piensa que podría servir para reforzar esta idea?
- ¿Ha visto algo similar en otro lugar?
A pesar de que en el momento pueda resultar incómodo, trate de considerar los comentarios como un regalo en lugar de una crítica, una herramienta para crecer que le preparará para el éxito futuro.
Innovación en acción: ejemplos cotidianos
¿Cómo se ponen en práctica estas estrategias? Para empezar, pruebe estas ideas:
- Cambie la reunión semanal de puesta al día de su equipo por una sesión de tipo «presentación y explicación», en la que cualquiera pueda compartir una nueva herramienta, proceso o idea que haya descubierto.
- Dedique 10 minutos cada viernes a anotar algo que le haya sorprendido esa semana y qué podría aportar a su trabajo. O pruebe los «viernes creativos», en los que los empleados pueden trabajar en proyectos que les despierten un gran entusiasmo y que estén en consonancia con los objetivos de la empresa.
- Ponga en marcha un programa de orientación entre colegas para impulsar el desarrollo profesional y la conexión entre empleados.
- Programe momentos de «pausa» en su agenda para hacer pequeños descansos durante el día y tomar distancia, reflexionar y dejar que su mente vuele libremente.
- Busque oportunidades de aprendizaje suscribiéndose a un boletín informativo, inscribiéndose en un taller breve o creando un club de lectura en equipo centrado en la resolución creativa de problemas. Este afán por el aprendizaje continuo puede dar lugar a nuevas ideas.
Cuando nos quitamos de la cabeza que solo los inventores, los emprendedores o los ejecutivos pueden pensar de forma innovadora, dejamos que la curiosidad y la creatividad florezcan. Cada paso hacia el pensamiento innovador contribuye a crear y configurar un lugar de trabajo más resiliente, empoderado y gratificante, que dé cabida a puntos de vista diversos, a la reflexión y a las opiniones de todos. Estas acciones también contribuyen al bienestar mental, ya que las personas se sienten valoradas, escuchadas y empoderadas para hacer su aporte, lo que les confiere un sentido más profundo de finalidad. Sí, la innovación consiste en impulsar el progreso, pero también en crear un lugar de trabajo próspero en el que la salud mental se consolide junto con el desarrollo de la creatividad.




