Forjar y mantener relaciones ya es de por sí complejo, pero se complica aún más cuando aparecen nuestros saboteadores internos. Los saboteadores internos son comportamientos y pensamientos de autosabotaje muy poderosos que perjudican nuestras relaciones. Para sostener relaciones sanas y satisfactorias, es fundamental reconocer y combatir nuestros propios saboteadores internos.
¿Qué es un saboteador interno?
Los saboteadores internos son patrones de pensamiento que controlan cómo pensamos, sentimos y respondemos ante determinadas situaciones. Estos patrones de conducta nos llevan deliberadamente al autosabotaje, que es un patrón de comportamientos, pensamientos o acciones que nos impiden alcanzar nuestros objetivos, a pesar de tener las mejores intenciones. A menudo, el autosabotaje aparece sin que ni siquiera nos demos cuenta.
Lo más habitual es que nuestros saboteadores estén arraigados en experiencias pasadas, miedos o creencias. Las experiencias pasadas, como los sucesos traumáticos, los fracasos o, incluso, las críticas despiadadas, pueden tener un impacto duradero. Estas experiencias pasadas pueden sembrar dudas y un miedo inconsciente de volver a vivir esos momentos dolorosos. A veces, los problemas no resueltos también pueden actuar como desencadenantes de actos de autosabotaje. Estas heridas emocionales no resueltas pueden dar lugar a comportamientos autodestructivos como una forma de sobrellevar el dolor emocional. En lugar de hacer frente al trauma y superarlo, elegimos inconscientemente el autosabotaje como un mecanismo de respuesta o de defensa.
Diez saboteadores internos
Existen 10 tipos reconocidos de saboteadores internos. Sin embargo, es importante señalar que no todo el mundo se ve afectado por estos 10 saboteadores al mismo tiempo y de la misma manera. Diferentes personas se ven afectadas por diferentes tipos de saboteadores, y los saboteadores también pueden cambiar con el tiempo a medida que envejecemos y nuestras vidas cambian. Los 10 tipos de saboteadores internos son:
El Juez: el “saboteador universal” que afecta a todas las personas. Nuestro juez interior nos critica por nuestros reiterados errores y nos advierte con insistencia sobre posibles riesgos futuros. Alimenta el desasosiego y nos lleva a obsesionarnos y a concentrarnos en los aspectos negativos.
La víctima: la víctima es emocional y temperamental, y a menudo se vale de sus emociones para intentar llamar la atención. Se centran en los sentimientos dolorosos internos y a menudo pueden convertirse en mártires.
El inquieto: el saboteador inquieto siempre está buscando más emociones, rara vez está en paz o se siente satisfecho.
El complaciente: el complaciente se sirve de la ayuda o el halago como forma de ganarse la aceptación y el afecto, pero se olvida de sus propias necesidades y puede llegar a resentirse por ello.
El hipervigilante: el hipervigilante siempre está pensando en lo que está pasando y siente ansiedad por todo lo que pueda salir mal. No pueden dejar de actuar de ese modo en ningún momento.
El hiperrealizador: el hiperrealizador basa su autoestima y valoración en su buen desempeño y sus logros, pero para esta persona nunca es suficiente y siempre siente que tiene que ir por más.
El hiperracional: el hiperracional es racional para todo, hasta el punto de parecer indiferente o como si no tuviera sentimientos, o incluso, hasta llegar a parecer un poco arrogante.
El controlador: el controlador siente la necesidad constante de hacerse cargo de las situaciones y de los actos de los demás, pero esa necesidad nace de su propia ansiedad.
El meticuloso: el meticuloso se toma a demasiado a pecho el orden, la organización y el perfeccionismo. Pero esforzarse por que todo salga perfecto les produce una profunda ansiedad.
El evasor: el evasor se toma demasiado a pecho ser positivo y agradable. Se centran únicamente en las cosas positivas y, con ello, evitan cualquier situación que les parezca difícil o desagradable, así como cualquier conflicto.
Desarrollo del autoconocimiento
El primer paso para combatir nuestros saboteadores es identificar cuáles de ellos personificamos y cuáles nos son más afines. Comprender nuestros propios saboteadores puede resultar difícil, pero nos será de gran ayuda en nuestras relaciones personales y profesionales. Pero, desde luego, no es suficiente saber cuáles son los saboteadores que personificamos, sino que, además, es necesario entender en qué parte de nuestra vida habrán de manifestarse. Si reconocemos nuestros patrones y nos anticipamos a nuestros saboteadores, estaremos más preparados para detenernos, respirar y no dejar que tomen el control sin más.
Una estrategia que se puede utilizar para fomentar la autoconciencia es practicar la atención plena. Consiste en prestar atención a nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos. Por ejemplo, se puede intentar practicar la meditación plena. Es una forma magnífica de tomar conciencia de nuestro diálogo interior y nuestras emociones. Cuanto más familiarizados estemos con lo que nos pasa por la cabeza, más fácil nos resultará este proceso.
Una segunda estrategia para desarrollar el autoconocimiento es llevar un diario. Anote con regularidad sus ideas y sentimientos. De este modo, podrá identificar los patrones recurrentes y sus pensamientos negativos.
Llevar un diario puede ayudarnos también a identificar los desencadenantes que suelen preceder la aparición de nuestros saboteadores. Tome nota de las situaciones o circunstancias que tienden a desencadenar sus saboteadores internos. ¿Aparecen cuando está estresado, siente incertidumbre o se enfrenta a una situación nueva? Reconocer los desencadenantes puede ayudarnos a anticipar la aparición de los saboteadores.
Cómo afrontar nuestros saboteadores
Una vez que aprendemos a reconocer cuándo aparecen los saboteadores, estamos en condiciones de afrontarlos. Una forma de hacerlo es cuestionar lo que nos dicta nuestro saboteador, comprobar los hechos y buscar defectos en su argumentación. Concéntrese en identificar ejemplos de las veces en las que su saboteador estaba equivocado. Si sigue buscando fallas en la argumentación de sus saboteadores, estos acabarán perdiendo sentido o le resultarán menos ciertos.
Fomentar los pensamientos constructivos es otra forma de luchar contra los saboteadores. Una vez que empezamos a comprender las situaciones en las que surgen nuestros saboteadores y los pensamientos negativos que nos meten en la cabeza, podemos intentar sustituir esos pensamientos negativos por otros más constructivos. Por ejemplo, si usted está en pareja podría pensar: “Me va a dejar, no soy lo suficientemente bueno/a para él/ella”. Por el contrario, propóngase reemplazar es pensamiento por otro más constructivo, como por ejemplo: “Soy una persona valiosa, y me esforzaré por construir una relación sana y afectuosa comunicándome abiertamente, generando confianza y centrándome en el crecimiento y el apoyo mutuos. No puedo controlar los sentimientos de mi pareja, pero puedo intentar crear una conexión fuerte con ella”. Al hacerlo, no sólo estará sustituyendo el pensamiento negativo por uno más positivo, sino que lo estará reemplazando por uno constructivo. Si bien en un comienzo esto podría parecerle poco auténtico o creíble, si piensa de forma constructiva, encontrará un lugar de partida o algo en lo que centrarse para seguir avanzando.
Practique la autocompasión:
Como en la mayoría de las cosas de la vida, es importante ser amable con uno mismo. Algunos días, nos sentiremos con más energía para combatir nuestros saboteadores; otros, serán ellos los que se impongan. Habrá días o semanas malos en los que nuestros saboteadores nos derrotarán. No pasa nada; es en esos momentos cuando es necesario ser amables con nosotros mismos y recurrir al amor propio. Se trata de un proceso. Siempre habrá saboteadores. Lo importante es concentrarnos en lo que podemos hacer distinto la próxima vez, y seguir avanzando. Esta mentalidad autocompasiva nos ayudará a reforzar nuestra resiliencia
emocional y también aumentará nuestra capacidad para entablar relaciones más sanas y basadas en el apoyo mutuo.
Comuníquese abiertamente:
La buena comunicación es uno de los condimentos más importantes para el éxito de una relación. Ser abierto y honesto sobre nuestros pensamientos, sentimientos y saboteadores internos nos sirve para crear un espacio seguro que propicie el entendimiento mutuo. Ser sinceros sobre lo que nos pasa por la cabeza puede restarles poder a nuestros saboteadores. Este diálogo abierto genera confianza y también ayuda a generar un entorno de cooperación en el que se puede trabajar abiertamente en combatir los saboteadores y fortalecer las relaciones.
Si los saboteadores internos perduran y afectan seriamente a sus relaciones, buscar orientación profesional puede resultar un paso constructivo. Su EAP pone diversos servicios a su disposición. Dependiendo de sus necesidades, puede conectarse con un consejero a corto plazo, utilizar módulos digitales autodirigidos de desarrollo de habilidades o explorar otros recursos en el Centro de recursos para miembros de Uprise Health.