Nuestro bienestar general es como un rompecabezas, y la salud física y mental son dos piezas importantes que encajan. Con frecuencia, no nos damos cuenta del impacto significativo que la salud mental puede tener en la salud física, incluida la salud del corazón. La ansiedad, la depresión o el estrés crónico pueden tener un impacto significativo en nuestro cuerpo. En el otro extremo del espectro, tener una mentalidad positiva puede ser como un escudo que ayuda a mantener el corazón sano. Este febrero, durante el Mes Americano del Corazón, es especialmente importante ser consciente de la correlación entre la salud mental y la salud cardiovascular.
Según los CDC, las investigaciones han demostrado que “las personas que experimentan depresión, ansiedad, estrés e incluso trastorno de estrés postraumático durante un largo período de tiempo, pueden experimentar ciertos efectos fisiológicos en el cuerpo, como aumento de la reactividad cardíaca (p. ej., aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial), reducción del flujo sanguíneo al corazón y niveles elevados de cortisol. Con el tiempo, estos efectos fisiológicos pueden causar acumulación de calcio en las arterias, enfermedades metabólicas y enfermedades cardíacas”.
Un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association también encontró que los adultos jóvenes (entre 18 y 49 años) que reportaron sentimientos de depresión o mala salud mental tenían tasas más altas de ataques cardíacos, derrames cerebrales y factores de riesgo de enfermedades cardíacas en comparación con sus pares que no reportaron problemas de salud mental.
La depresión, la ansiedad y la mala salud mental en general también pueden llevar a elecciones de estilo de vida que podrían tener un impacto negativo en la salud cardiaca. Estas elecciones de estilo de vida, que son factores de riesgo de enfermedad cardíaca, pueden incluir fumar, beber alcohol y ser menos activo físicamente.
Afortunadamente, hay muchas maneras en que puede realizar cambios positivos en su estilo de vida para mejorar tanto su salud mental como su salud física y ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas:
- Haga ejercicio regularmente.
Puede aliviar el estrés, la tensión, la ansiedad y la depresión. Considere una caminata por la naturaleza, la meditación o el yoga. Haga clic aquí para obtener más información sobre cómo crear una rutina de ejercicios.
- Reserve tiempo para amigos y familiares.
Es importante mantener conexiones sociales y hablar con personas de confianza. Lograr un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal es clave; para leer más sobre estrategias sobre cómo lograrlo, haga clic aquí.
- Duerma lo suficiente.
Intente dormir de siete a nueve horas todas las noches. Para obtener más información sobre cómo mejorar su sueño y ser la versión mejor descansada de usted, haga clic aquí.
- Mantenga una actitud positiva.
Lea más sobre la ciencia de la felicidad, o sobre cómo cambiar su mentalidad para el éxito.
- Practique técnicas de mindfulness.
El mindfulness puede ser una excelente manera de combatir la ansiedad y la depresión. Aprenda algunas estrategias para incorporar mindfulness a su rutina diaria.
En la búsqueda de una vida saludable para el corazón, reconocer el vínculo entre el bienestar mental y la salud ca es un paso fundamental. Agregar hábitos para reducir el estrés y prácticas de cuidado personal a su ya ajetreada vida puede ser un desafío, pero los beneficios valen la pena. En su camino hacia un corazón más saludable, es posible que encuentre obstáculos en el camino o que necesite apoyo adicional más allá del que su familia y amigos pueden brindarle. No dude en comunicarse con su Programa de Asistencia al Empleado o con su médico de atención primaria para obtener la orientación y el apoyo que necesita, o consulte nuestro Centro de Recursos para Miembros para obtener más información.